Seguro has escuchado la afirmación de la ley de la conservación de la energía: “la energía no se crea ni se destruya, solo se transforma”. Es decir, nosotros los seres humanos somos energía y cuando hacemos un uso de la energía la cambiamos de una forma a otra. Cuando nos alimentamos, consumimos energía y esta energía la transformamos en un movimiento, en un trabajo.
Así como los seres humanos necesitamos energía para transformarla en una acción, así también las cosas de las cuales dependemos para nuestras actividades diarias, pero la forma de transformar esa energía necesaria para el funcionamiento de las cosas puede venir de diferentes fuentes.
Tradicionalmente la energía para nuestras actividades viene de una fuente que es el petróleo. El origen del petróleo está en la descomposición de las sustancias orgánicas producidas por la acción de microorganismos, en un comienzo y fundamentalmente por el incremento de la temperatura, por enterramiento y el tiempo (millones de años). Por esto último se considera un recurso fósil no renovable. Además, su proceso de extracción, su refinado y su uso, genera tanta contaminación a través de la emisión de los gases de efecto invernadero, que es la causa principal del aceleramiento del cambio climático y el calentamiento global antropogénico.
Es por esta razón que a medida que la población ha crecido y con este aumento de población también ha incrementado el consumo de productos y servicios, es sumamente importante diversificar la generación de energía por alternativas menos contaminantes desde el punto de vista de emisiones de gases de efecto invernadero, como lo son las energías renovables.
Las energías renovables se denominan al tipo de energías de fuentes naturales que llegan a reponerse más rápido de lo que pueden consumirse. Un ejemplo de estas fuentes son la luz solar y el viento, ya que estas fuentes se renuevan continuamente. Por el contrario, los combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas, constituyen fuentes de energía no renovables que tardan cientos de millones de años en formarse.
Desde el Circuito de Turismo Sostenible, promovemos entre nuestros miembros el ahorro de la energía y la transición hacia energías renovables, según su la realidad de cada negocio. Aunque no todos puedan transformar como generan la energía que necesitan para producir o proveer sus servicios a los clientes, todos pueden implementar mejoras para reducir el consumo eléctrico, y esto puede ser a través de cambios en los hábitos de los empleados y de los clientes: recordando apagar los aparatos eléctricos cuando no están en uso, enseñando la temperatura ideal para el uso del aire acondicionado, cambiando a tecnologías más modernas y eficientes, entre otros.